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20-03-2003 Boletín marista 57 - 20 marzo 2003
Proyecto de vida
EL MOVIMIENTO CHAMPAGNAT DE LA FAMILIA MARISTA
La entrevista al hermano Pedro Herreros y la petición de noticias de las
fraternidades, publicadas en el Boletín marista 48 han suscitado un interés por
conocer los objetivos y la realidad de las fraternidades maristas. El hermano
Charles Howard, a la sazón Superior general, publicó el 15 de octubre de 1991
una circular titulada 'El Movimiento Champagnat de la Familia Marista. Una
gracia para todos'. Al final de la misma, como apéndice, incluyó el proyecto de
vida para las fraternidades, cuyo texto completo recogemos en este boletín.
Para más información, pueden dirigirse a la comunidad marista más próxima.
I.- IDENTIDAD DEL MOVIMIENTO CHAMPAGNAT
1. Su origen e inspiración
El Espíritu Santo se hace presente hoy, en la Iglesia de un modo especial,
impulsando a los laicos a comprometerse más seriamente con su vocación de
seguidores de Jesús y copartícipes de su misión.
Un ejemplo de esta acción es el hecho de que, en muchas partes del mundo,
numerosas personas vinculadas a los hermanos han solicitado ayuda para
profundizar y concretar su compromiso cristiano.
Desean compartir con mayor plenitud la espiritualidad y misión que los hermanos
han recibido en herencia de su fundador, el beato Marcelino Champagnat.
2. Marcelino Champagnat
Marcelino Champagnat perteneció al grupo de seminaristas que se propuso, en
1816, fundar la Sociedad de María.
El objetivo de la Sociedad era contribuir a una renovación de la vida cristiana
en Francia, terminada la Revolución.
Marcelino fue una persona marcada por la experiencia de sentirse amada por Dios
se sentía objeto del amor personal de Jesús y María abierta a los
demás y muy sensible a las necesidades de su tiempo.
Este modo de ser le hizo captar, tempranamente, mientras ejercía el ministerio
en La Valla, la necesidad imperiosa de ofrecer enseñanza religiosa a los pobres
del lugar, especialmente a los niños y a los jóvenes.
Como hombre práctico que era, el contacto con un joven moribundo que no sabía
nada de Dios, le impulsó a plantearse seriamente, en forma sistemática, cómo
infundir en el corazón de los niños y de los jóvenes el amor que Dios les
tiene.
Con frecuencia decía: 'No puedo ver a un niño sin que me asalte el deseo de
enseñarle el catecismo y decirle cuánto le ama Jesucristo.'
3. Los Hermanos Maristas
Con este espíritu fundó, el 2 de enero de 1817, el Instituto religioso laical
de los Hermanitos de María para educar cristianamente a los niños y a los
jóvenes, en especial a los más desatendidos.
Consideraba el Instituto como una rama de la Sociedad de María.
En 1863, la Santa Sede aprobó la nueva congregación como un Instituto autónomo
de Derecho Pontificio. Respetando el nombre de origen, le dio el título de
Hermanos Maristas de la Enseñanza (Fratres Maristae a Scholis FMS).
4. Nacimiento y fundación del Movimiento Champagnat
En 1985, el Capitulo general de los hermanos maristas lanzó el movimiento
laical llamado Movimiento Champagnat de la Familia Marista.
Las Constituciones de los hermanos, en el articulo 164.4, lo describen de la
siguiente manera:
'El Movimiento Champagnat de la Familia Marista, prolongación de nuestro
Instituto, es un movimiento formado por personas que se sienten atraídas por la
espiritualidad de Marcelino Champagnat. Los miembros de este movimiento
afiliados, jóvenes, padres, colaboradores, antiguos alumnos, amigos
asimilan el espíritu del fundador para poder vivirlo e irradiarlo. El Instituto
anima y coordina, mediante estructuras apropiadas, las actividades del
movimiento'.
5. Estructura básica: las fraternidades
Los miembros del Movimiento se agrupan en fraternidades donde comparten y
avivan los ideales.
Cada miembro es responsable de la vida de su fraternidad.
La responsabilidad última de asegurar que el Movimiento permanezca fiel al espíritu
y tradición del P. Champagnat, recae en el Superior general del Instituto
marista.
6. Miembros
El Movimiento está abierto a todo cristiano que se sienta llamado a seguir más
de cerca a Jesús, según la espiritualidad de Marcelino Champagnat.
Para formar parte de él, el interesado solicita el ingreso a una fraternidad.
Después de un tiempo de preparación, es aceptado como miembro activo.
II. ESPIRITUALIDAD
7. Espiritualidad del Movimiento
Nuestra espiritualidad, como la de Champagnat, hunde sus raíces en el amor que
Dios tiene a los hombres y crece en la entrega a los demás. Tiene carácter
mariano y apostólico, tal como lo expresa el lema de Marcelino: 'Todo a Jesús
por María. Todo a María para Jesús'.
Procuramos hacer nuestros los siguientes rasgos de la espiritualidad de
Champagnat:
- amor misericordioso
- generosidad apostólica
- sencillez
- amor a María, Madre y Madre
- espíritu de familia
- solidaridad efectiva con los pobres
- entusiasmo en el trabajo.
De esta manera, la espiritualidad de Champagnat es fuente de gracia e
inspiración también para nosotros, laicos, en el empeño por construir el reino
de Dios en medio de las realidades temporales.
8. Peregrinos de la fe
Guiados por el Espíritu Santo, avanzamos en la tarea de seguir más de cerca a Jesús
en su experiencia de amor al Padre y a los hombres.
Inspirados en Champagnat, reconocemos en María a la discípula perfecta de
Cristo, a la mujer creyente siempre atenta a la Palabra de Dios y
diligente para llevar a cabo sus designios al modelo de nuestras vidas, a
la BUENA MADRE que nos acompaña, personal y colectivamente, en la peregrinación
de la fe.
9. Sencillos de corazón
Aprendemos también de María a relacionarnos en forma sencilla con Dios, con
nuestras familias, con los otros miembros y con cuantos nos rodean.
El P. Champagnat asocia a la sencillez, la humildad y la modestia como tres
formas peculiares de ser como María.
Fieles a este espíritu, procuramos hacer el bien sin ruido, apoyándonos en la
ayuda constante de aquella a quien el P. Champagnat llamaba 'nuestro Recurso
Ordinario'.
10. Un solo corazón.. un mismo espíritu
La oración que Jesús reza por sus discípulos en la última Cena: 'Que todos sean
uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado' (Jn 17,21), resuena en las
últimas palabras de Champagnat a sus hermanos: 'Amaos unos a otros como Cristo
os ha amado. No haya entre vosotros sino un solo corazón y un mismo espíritu.
¡Ojalá se pueda afirmar de los Hermanitos de María lo que se decía de los
primeros cristianos: Mirad cómo se aman!'.
Estas palabras son una llamada a vivir en la fraternidad el amor y la unidad; a
ser abiertos y a acoger con gozo a quienes solicitan ingresar. También son una
invitación a promover la comunión en la familia, en el trabajo y en la
sociedad.
11. Unidos en la oración, la palabra y la eucaristía
La oración es un elemento esencial en el Movimiento. Nos une con Dios Padre y
entre nosotros. Refuerza, además, la unidad con las otras fraternidades y con
todos los hombres, en el misterio de la comunión de los santos.
Para mantener la vitalidad espiritual y apostólica de nuestra fraternidad es
importante que los miembros nos nutramos regularmente de la Palabra de Dios
compartida. De este modo, el evangelio será Palabra de vida y amor que nos
sostiene y guía en todo momento y situación.
La eucaristía, celebrada en fraternidad, es fuente de fuerza y de gracia para
todos.
Como discípulos de Marcelino Champagnat, situamos la devoción a MARIA en un
lugar especial de la oración de nuestras fraternidades.
12. Comprometidos con la Iglesia y su misión
Comprometidos con la misión de la lglesia y animados por el entusiasmo, la fe y
la sencillez característicos del P. Champagnat, procuramos transmitir el amor
de Jesús y de María a las personas con quienes vivimos y trabajamos.
Realizamos esta misión, ante todo, con el testimonio de vida evangélica.
También con la acción y la palabra.
En ocasiones determinadas, algunos miembros e incluso toda la fraternidad
pueden organizarse para realizar alguna misión especifica.
III.- FRATERNIDAD
13. Espíritu de familia al estilo de Nazaret y La Valla
Marcelino Champagnat propuso a las primeras comunidades de hermanos, el hogar
de María en Nazaret como modelo de su vida de familia.
Tanto en La Valla como, más tarde en el Hermitage y otros lugares, instó a los
hermanos a que desarrollaran el espíritu de familia de Nazaret, caracterizado
por la sencillez, la confianza, la alegría, el olvido de sí, el perdón y la
ayuda mutua.
Nuestro Movimiento se esfuerza por vivir este mismo espíritu de familia.
Como las primeras comunidades cristianas (Hch 2, 42-47; 4, 32-35), compartimos
los dones humanos y espirituales e, incluso, cuando el Señor nos invita a ello,
los bienes materiales.
14. La preocupación por los demás
En la fraternidad, el espíritu de familia no sólo se manifiesta en los momentos
de alegría cuando todos estamos bien, sino también y, sobre todo, cuando
aparecen la enfermedad y la prueba. En esos casos discernimos en fraternidad, a
la luz de la fe, cómo ayudar con generosidad.
La fraternidad puede, a veces, atravesar momentos difíciles. En tales
circunstancias, cada miembro se esfuerza por ser factor de apoyo y comunión.
Como Marcelino, somos sensibles a las necesidades que nos rodean y procuramos
dar respuestas adecuadas.
También nos empeñamos en buscar soluciones a las situaciones que conllevan
sufrimiento e injusticia, tanto a escala local como mundial.
IV.- MISIÓN
15. Testigos y apóstoles
Jesús, enviado del Padre, es fuente de todo apostolado.
El Espíritu Santo que él entrega en el Bautismo y en la Confirmación capacita a
los fieles para que sean apóstoles y compartan su misión: revelar a los hombres
el rostro amoroso y salvador de Dios y el sentido de la existencia humana.
El cristiano laico es llamado a realizar su misión entre quienes vive y
trabaja. Su apostolado es parte integrante de la misión de la lglesia.
El Movimiento Champagnat ayuda a que cada miembro descubra y realice la misión
que ha recibido en el Bautismo. Al ejercer dicha misión construye el Reino de
Dios en la tierra, crece espiritualmente y estimula la vitalidad de la misma
fraternidad.
16. En la familia
Para nosotros, la familia, iglesia doméstica, es nuestro primer campo de
apostolado. En ella, promovemos la comunión y la participación para que
florezca el amor.
Educamos cristianamente a nuestros hijos: les inculcamos el valor de la
solidaridad y les ayudamos a descubrir y responder a su vocación en la lglesia
y en el mundo.
Los hijos aprenden, a su vez, a compartir sus esperanzas e ideales juveniles y
a comprometerse en el logro de la armonía y unidad familiares.
La oración en familia fortalece nuestra unión y nos pone confiadamente en las
manos de Jesús y de María.
17. En la fraternidad
La fraternidad misma es otro campo privilegiado donde realizamos nuestra
misión.
Nos interesamos por la vida y el trabajo de los miembros. Cuando alguien
requiere apoyo o ayuda, se lo ofrecemos con delicadeza y generosidad.
18. En la sociedad
También en el trabajo y en nuestro medio social procuramos ser fieles al
espíritu de Marcelino Champagnat actuando con honradez, solidaridad, espíritu
de servicio y con la audacia que otorga la fe.
Procuramos vivir los valores evangélicos de Jesús en el contexto cultural,
social y político del país.
En todo lo que hacemos, damos prioridad a la formación cristiana y a la
justicia y nos preocupamos, especialmente, de los jóvenes, los pobres y los
abandonados.
Dentro de nuestras posibilidades, ayudamos a quienes sufren: familias
deshechas, jóvenes desorientados, niños abandonados y otros.
19. En la Iglesia
Fieles a la tradición del P. Champagnat y de los hermanos, vivimos en comunión
con nuestras respectivas Iglesias locales -parroquias o diócesis-, y
colaboramos con los otros movimientos y grupos eclesiales.
Mantenemos vínculos especiales con las ramas y movimientos laicales de la
Sociedad de María con quienes compartimos el objetivo de llevar las personas a
Jesús por María.
20. Por la oración y la cruz
Conscientes de que 'si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los
albañiles' (salmo 126), confiamos nuestras vidas y misión a Dios a través de la
oración, y aprendemos a reconocer su presencia amorosa en todos los
acontecimientos, aún en aquéllos difíciles y dolorosos.
Cuando la enfermedad o la vejez no permitan que un miembro realice actividades
apostólicas, puede ejercer un apostolado eficaz por la oración y el
ofrecimiento de sus limitaciones y sufrimientos, en comunión con Jesús y María
en el Calvario.
21. Hasta los confines del mundo
Las fraternidades pueden comprometerse a apoyar alguna actividad misionera en
tierras lejanas. También uno o varios miembros del Movimiento pueden ser
llamados por Dios para servir como misioneros laicos en alguna de las lglesias
jóvenes. Dichos miembros o fraternidades podrán compartir así el entusiasmo
misionero del P. Champagnat, quien decía a sus primeros hermanos: 'Todas las
diócesis del mundo entran en nuestros planes'.
V.- ORGANIZACIÓN
22. Unidad básica
La fraternidad, formada por laicos que han hecho la opción de vivir su vocación
según la espiritualidad de Marcelino Champagnat, es la unidad básica del
Movimiento.
El H. Provincial o Superior de distrito es quien aprueba, en su provincia o
distrito, la formación de una fraternidad. Llegado el caso, puede retirar dicha
aprobación.
El Superior mayor puede, también, designar a un hermano para que sea su enlace
con el Movimiento y asegure la animación espiritual.
23. El animador de la fraternidad
El animador es elegido por la fraternidad por un tiempo determinado.
Sus responsabilidades son: fomentar la unidad y la participación, asegurar el
funcionamiento armónico tanto en las reuniones periódicas como en las demás
actividades y mantener relaciones cordiales con los hermanos y con las otras
fraternidades del Movimiento...
24 Un cuerpo vivo
El Movimiento Champagnat es una realidad viva. Se preocupa no sólo por
conseguir nuevos miembros sino, sobre todo, por asegurarles crecimiento y
madurez maristas, ofreciéndoles una formación permanente adecuada.
Dicha formación se nutre en las Sagradas Escrituras, las enseñanzas de la
lglesia, la teología del laicado, los documentos del Instituto y la reflexión
en torno a los acontecimientos diarios.
25. 'Para que tengan vida'
La organización y las actividades de la fraternidad están al servicio de la
vida, espiritualidad y misión de sus miembros.
Realizamos nuestra vocación y misión en la familia de María, Madre y Modelo,
compartiendo la herencia espiritual de Marcelino Champagnat.
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