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17-06-2003 Boletín marista 77 - 17 junio 2003
El hermano Onorino Rota ante el mundo de los
jóvenes
HAY UNA EDAD EN LA QUE SE ENSEÑA LO QUE SE SABE,
Y OTRA EN LA QUE SE ENSEÑA LO QUE SE ES
H. Lluís Serra
Onorino Rota, 56 años, nació en Capizzone, Bergamo, Italia. Realizó su
carrera universitaria en Ciencias de la Educación. Ha trabajado especialmente
en la formación y en la pastoral de jóvenes. Fue miembro del equipo encargado
de preparar la canonización de san Marcelino y recientemente capitular general.
Actualmente, es Provincial de la Provincia de Italia.
¿No es usted un poco mayor para ir ocupándose de los jóvenes?
'Los santos y los héroes no necesitan hablar, su vida es un mensaje, su
testimonio una llamada' así escribía un autor francés y, desde ese
punto de vista cada uno de nosotros, con su estilo de vida, con su serenidad,
con su manera de afrontar los problemas y el trabajo, incide en la vida de los
que le rodean de manera positiva o negativa. Creo que una persona puede ayudar
verdaderamente a otra únicamente cuando ha hecho una síntesis armoniosa en su
propia vida y su ayuda al prójimo es un acto altruista de amor. Para alcanzar
tal objetivo son necesarios muchos años y ¡no se puede asegurar que los 56 que
yo tengo sean suficientes! Pero, más que los años se necesita 'sabiduría', la
bíblica, la que se aprende viviendo con compromiso y profundidad.
Verdaderamente hay una edad en la que se enseña lo que se sabe, y otra en la
que se enseña lo que se es. Me gustaría ocuparme de los jóvenes sin subirme a
la cátedra, ¡quisiera ser sencillamente un testigo! Pero debo confesarte que
tengo terror de los que creen ser educadores de los jóvenes siendo 'juveniles',
creyendo formarles porque hablan su lenguaje, cantan sus canciones, tienen sus
gustos ...
Ante los jóvenes no hay término medio: se les critica ferozmente o se les
alaba de forma desmesurada. ¿Cuál es su posición ante la cara y la cruz de los
jóvenes?
En 1095 Pedro el Eremita, apóstol de la primera cruzada, daba esta descripción
de los jóvenes: 'El mundo atraviesa un periodo tormentoso. La juventud actual
no piensa en nada más que en ella misma. Ya no tiene respeto a sus padres y a
los ancianos. Los jóvenes no toleran ningún tipo de freno y hablan como si lo
supieran todo. Lo que a nosotros nos parece sabio, ellos lo consideran
estúpido. Las chicas, por otra parte, son insulsas, vacías, alocadas,
inmodestas y no tienen dignidad en sus diálogos, vestidos o vida'. ¡Es una
descripción de hace 1.000 años! Otra descripción, pero de hace 2.000 años, nos
cuenta que en un juicio público mientras el juez escribía algo en la tierra
comenzaron a irse todos, empezando por los más viejos (Jn 8, 6). Tenemos la
manía de juzgar, hacer encuestas y análisis sobre los jóvenes, pero lo
verdaderamente interesante sería confrontar jóvenes con adultos, porque
frecuentemente los jóvenes son como los adultos, pero con la diferencia de que
no saben fingir, no consiguen actuar con la hipocresía de los adultos, o no han
aprendido todavía a hacerlo. Pero, en general, uno no se encuentra con los
jóvenes, sino con un joven o una joven y Marcelino me ha enseñado a amarlos antes
de clasificarlos en buenos o malos.
¿Qué complejidad presenta el fenómeno juvenil en ámbito internacional?
No solamente el fenómeno es complejo, sino que está en continua evolución.
Algunos centros realizan investigaciones que duran años. Cuando han terminado
de analizar los datos, los jóvenes han cambiado ya. Las mismas diferencias
entre naciones son muy fuertes, aunque las comunicaciones, el turismo
juvenil& hayan creado una uniformidad mayor. Un estudio reciente del CENSIS
sobre los jóvenes italianos los ha fotografiado como una generación 'sin padres
ni maestros', con una ruptura con el pasado y sin 'mapas' para afrontar el
futuro; caminan en la vida, pero sin conocer la dirección. Son los jóvenes de
las emociones y sentimientos, con pertenencia de agregación (comprendida la
religiosa) que no tiene incidencia en su vida. Sin embargo piden a los adultos
'un suplemento de alma' para poder continuar viviendo. Me parece que nos piden
lo que les deberíamos dar.
En culturas antiguas, los mayores introducían a los jóvenes mediante ritos
en el mundo adulto. ¿Cómo cree que usted puede introducir a los jóvenes en el
sentido de la vida?
Don Mazzi, un sacerdote que trabaja con tóxicodependientes se hace la siguiente
pregunta: '¿Por qué jóvenes que tienen salud, belleza, creatividad,
inteligencia, se hacen dependientes de porquerías para sentirse vivos y
normales? Si los adultos no somos capaces de llenar el corazón de nuestros
jóvenes con las cosas más dulces, suaves y fascinantes de la vida, ¿qué clase
de adultos somos? ¿por qué nos damos el título de adultos?' Creo que este es el
problema. Como te decía antes, cada uno enseña principalmente con lo que es. Y
eso se hace con una comunicación global y no únicamente verbal. La capacidad de
escucha, el apretón de manos, la sonrisa, el mensaje en el móvil... son
modalidades que dicen ¡Eres importante para mí! Tenemos que encontrar tiempos y
espacios para comunicar, para 'perder tempo' con los jóvenes, para aprender a
sintonizar su longitud de onda, si no lo hacemos así no comunicaremos nada.
Hace unos días he escuchado hablar a un joven laico experto en 'pastoral de la
calle'. ¡Formidable! ¿Qué cursos había estudiado? El mismo que Marcelino cuando
encontró al joven Montagne. Si el corazón arde por un ideal, la locura es el
criterio de la sabiduría. Los jóvenes tienen necesidad de gente que crea en los
valores y no tenga miedo de pagar en primera persona para ponerlos en práctica.
La pastoral del bla, bla, bla se terminó hace bastante tiempo.
El mensaje capitular propone que hermanos y seglares avancemos juntos en la
cercanía a los niños y a los jóvenes, ¿cómo podemos llevar a cabo esta tarea?
Cuando les hablo a los padres muchas veces les cuento un episodio trágico
acaecido en una estación de tren de Roma. Una chica de 20 años se suicidó en
los baños públicos dejando a sus padres una nota en la que había escrito con su
propia sangre: 'Me habéis dado cosas útiles y superfluas, pero no me habéis
dado lo esencial'. Estoy convencido de que la situación de los jóvenes en muchos
países es trágica, les falta lo esencial, que es una razón para vivir. Sería
trágico que frente a tal emergencia no uniéramos las fuerzas para dar
esperanza, transmitir razones para vivir, testimoniar la belleza de la vida y
que merece la pena vivirla ... ¿Cómo cumplir esta misión? Es difícil dar una
respuesta en pocas líneas, pero lo primero que se me ocurre es que la pregunta
contiene un 'cómo' que está de más. Es una misión que nos compete sea cuál sea
el coste, no podemos perder tiempo discutiendo sobre el 'cómo'. Me acuerdo
espontáneamente del diaporama del Hermitage. Al mismo tiempo que se proyectan
las caras de una multitud de niños y muchachos de todos los países, se oye y se
lee el grito de Marcelino: 'No puedo ver a un niño sin sentir el deseo de decirle
que Dios lo ama'. Y, ¿piensas que ese mensaje está reservado únicamente a los
hermanos maristas?, ¿Hace falta tener una reunión para definir quién y cómo
debe desarrollar esa misión?
¿Cómo hablar de Dios a los jóvenes de hoy?
Los jóvenes, especialmente los actuales, aprenden por empatía y rechazan las
teorías abstractas. En la Biblia Dios es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob...
Para hablar a los jóvenes de Dios me parece que la indicación de Juan es
fundamental: 'Os anunciamos lo que hemos visto y tocado con nuestras manos'.
Aquí tenemos una referencia a lo que nos pide el 20° Capítulo general: poner a
Cristo en el centro de nuestras vidas. También me parece muy adecuada la
indicación que nos ha dado el congreso europeo sobre las vocaciones al afirmar
que únicamente se hace pastoral a través del contagio. Sí, Dios se comunica
únicamente cuando, desde un corazón lleno, el contenido se desborda al
exterior. Si la transmisión de la fe es nada más memoria del pasado o un museo
de tradiciones que admirar (al que uno se olvida, quizás, de quitarle el polvo)
no hay comunicación. Un joven tiene derecho a respirar un fe fresca, viva,
concreta... una fe encarnada. Hoy los jóvenes tienen una infinidad de areópagos
para aprender y una infinidad de divinidades desconocidas que descubrir. ¿Cómo
podemos comunicarles la verdadera Palabra de vida? Jesús utilizó un método
sencillo: ¡Venid y veréis!
¿Cómo concretaría usted la presencia de educadores maristas incluso en
ambientes inexplorados?
Marcelino nos recomendaba estar entre los muchachos y ser una presencia
significativa en medio de ellos. Las Constituciones (nº 21) nos piden que
seamos para los jóvenes signos vivientes de la ternura del Padre. La escuela es
ciertamente un lugar privilegiado, pero no exclusivo, donde puede concretarse
tal objetivo. Pero, no quisiera fijarme en el lugar, la función o el trabajo
que cada uno puede desarrollar. Creo que, más bien, es cuestión de corazón,
ansia apostólica, pasión educativa & Cuando subimos al estrado en clase desarrollamos
un rol, tenemos una función, seguimos un programa y se nos facilita el trabajo,
en cierto modo (lo que no significa que se nos simplifique). Pero observando la
riqueza y variedad de dotes de los que viven la misión educativa marista, me
convenzo de que una mayor variedad de presencias (me refiero particularmente a
Italia) tendría la ventaja de valorar los talentos que el Señor ha dado a cada
persona y nos ayudaría a encontrar respuestas innovadoras y a colocarnos de
manera distinta en el mismo ambiente escolar (profesores o animadores, tipo de
escuela, problemas que nacerán del alargamiento del periodo de la escuela
obligatoria&). Algunos recordamos el eslogan que los jóvenes usaban en las
protestas de 1968: 'La imaginación al poder'. Me parece que no es un eslogan
que deba descartarse, aunque sea duro ponerlo en práctica.
¿Cuáles son a su parecer los retos maristas en el campo de la escuela?
El 20° Capítulo general ha aprobado el documento 'Misión Educativa Marista'
prácticamente por unanimidad. Las indicaciones que nos da son claras y
múltiples. En Italia la Comisión Educativa ha impreso un pequeño fascículo,
para entregarlo a padres y alumnos, en el que se afirma que nuestra escuela
desea: educar para la vida, anunciar el Evangelio con el estilo de María,
ofrecer presencia y escucha, elegir un estilo educativo basado en la sencillez,
el espíritu de familia y el amor al trabajo, abrir horizontes a los jóvenes
orientándolos en el campo de la solidaridad. Pienso que estos son los trazos
más significativos para los que deseamos 'una escuela que no sea únicamente
escuela' y, en consecuencia, 'una escuela que no sea neutra' sino que ofrezca
un claro proyecto educativo.
¿Cómo puede concretarse la apuesta decidida por los niños y jóvenes más
pobres y excluidos?
Con los pobres hay quien se ha hecho rico. Es un filón de moda. Todavía no me
he encontrado con ningún Instituto religioso que haya incluido entre sus
prioridades trabajar para los ricos. Todos eligen, más aún, hacen elecciones
preferenciales, por los pobres. Hablamos mucho de los pobres, algunas veces
hablamos con los pobres, pero nos es difícil hablar como pobres o ser la voz
del pobre. Me parece que se puede decir que, incluso alguna vez, jugamos a
hacer de pobres. En Italia el tipo de apostolado que desarrollamos es casi
exclusivamente escolar y las leyes que regulan este tipo de actividad nos han
llevado a la creación de escuelas de pago a las que no pueden acceder los
pobres. Estoy convencido de que en estas escuelas hemos desarrollado un trabajo
óptimo gracias al extraordinario compromiso de los hermanos. Pero no puedo
dejar de sentirme interpelado por la provocación que ya el hermano Basilio
Rueda nos dirigía: 'Puede suceder que una Provincia desarrolle actividades que
no estén de acuerdo con el carisma del Instituto, pero es absolutamente
inadmisible que la mayor parte de sus obras no cumplan este criterio'. También
el hermano Benito Arbués nos recordaba que nuestras obras tienen que responder
a cuatro requisitos: 1) educación, 2) cristiana, 3) de jóvenes, 4) sobretodo
los más abandonados. Si falta uno de estos trazos, nos falta algo esencial.
¿Qué esperan los jóvenes de nosotros?
Habría que preguntárselo a ellos. Estoy convencido que nos piden ese
'suplemento de alma' que únicamente puede ofrecer quien vive la propia fe
profundamente. Tienen necesidad de motivaciones fuertes para creer en la vida y
comprometerse a construirla para los demás, además de para ellos mismos. Todo
lo demás lo encuentran en otras partes y con mayor calidad de lo que le podemos
ofrecer nosotros. Pero lo esencial únicamente nosotros se lo podemos dar. En
este sentido, en mi opinión, es donde nos jugamos el futuro.
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